¿Cómo se reconoce esta enfermedad?

Origen y síntomas

• Cuando estar enamorada significa sufrir.

• Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus ideas, de sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él…”.

• Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires, como problemas debidos a la niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su terapeuta.

• Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que si fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar.

• Cuando la relación perjudica nuestro bienestar e incluso quizá nuestra salud e integridad física.

• Es una enfermedad espiritual. Progresiva si no se atiende a tiempo.

• La adicción a las relaciones tiene un paralelo evidente de progresión y curación con el alcoholismo.

• Causada más por el deseo de ser amada que por el de amar (egoísmo).
• Es curada por la eliminación de esta conducta y la adquisición de la habilidad para amar.

Este cambio necesita de un Poder Superior a la mujer (COMO CADA QUIEN LO CONCIBA), ya que este cambio no se da sólo con el pensamiento intelectual. El estar pendiente de quien la quiera, la cuide, la proteja, le dé seguridad, confianza y le cubra sus necesidades, impedirá a la mujer tener relaciones humanas cariñosas, maduras, recíprocas, y por lo tanto se sentirá la mujer más sola del mundo. Creará situaciones para llamar la atención y conseguir mimos. Andará tras “aventuras amorosas” y de manera inútil cambiará una y otra vez de pareja. No hallará calma ni sosiego a pesar de que cambie de lugar… Acusará de su estado a familiares, padres, jefes, cónyuge, hijos, vecinos, cosas o lugares.

Permítanos informarle que estas excusas son sólo parte de la enfermedad y no son las causas.