¿Podemos ayudarte?

Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.

Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “él...”; estamos amando demasiado.

Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta; estamos amando demasiado.

Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas, inteligentes, atentas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras; estamos amando demasiado.

A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja...

Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja que apenas podemos funcionar como personas. Invertimos el 90% de nuestras energías, tiempo y esfuerzos en nuestra pareja y solo dejamos el 10% para atender las demás necesidades de nuestra vida (el trabajo, la profesión, la vida social, etc).

…El amor se convierte en amar demasiado cuando nuestro hombre es inadecuado, desenamorado o inaccesible y, sin embargo, no podemos dejarlo, de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más.

Llegamos a entender cómo nuestro deseo de amar, nuestra ansia de amor, nuestro amor mismo. Se convierte en una adicción.

Si usted alguna vez se vio obsesionada por un hombre, quizá haya sospechado que la raíz de esta obsesión no era el amor sino el miedo. Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenas de miedo: miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas o destruidas. Damos nuestro amor

con la desesperada ilusión de que el hombre por quienes estamos obsesionadas se ocupe de nuestros miedos. En cambio, los miedos –y nuestra obsesión- se profundizan hasta que el hecho de daramor para recibirlo se convierte en la fuerza que impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no da resultado, tratamos, amamos más aún, amamos demasiado.

Algunos hombres practican esta obsesión... (pero) el hecho de amar demasiado es principalmente un fenómeno femenino.

Todos necesitamos negar lo que nos resulta demasiado doloroso o amenazador para aceptarlo.

Una de las ironías de la vida es que las mujeres podamos responder con tanta comisión y comprensión a la vida de otros y permanecer tan ciegas ante el dolor de nuestra propia vida.

Nadie se convierte en una mujer así, en una mujer que ama demasiado por casualidad. Es el hecho de haber crecido como miembro femenino de una familia disfuncional lo que hace que una mujer desarrolle una obsesión por las relaciones afectivas.

Definición de “amar demasiado”

A pesar de los detalles específicos de sus historias y luchas, ya sea que haya soportado una larga y difícil relación con un solo hombre o se haya visto involucrada en una serie de relaciones infelices con varios o con muchos hombres, las mujeres que aman demasiado comparten un perfil común.

AMAR DEMASIADO, NO SIGNIFICA: amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad significa O B S E S I O NA R S E por un hombre y llamar a esa obsesión “amor” permitiendo que ésta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y nuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento.

“Para una mujer que ama demasiado, su enfermedad principal es la adicción al dolor y la familiaridad con una relación que no es gratificante le aporta la dosis de dolor que busca y la suficiente ocupación para no concentrarse en sí misma. Claro que eso se genera a partir de patrones que datan de la infancia, pero antes que nada ella debe tratar sus modelos en el presente...entender que cada intento por cambiar, controlar, u ocupar (al hombre con quien se encuentra involucrada), es una manifestación de su propia enfermedad, y que debe eliminar esas conductas antes de que pueda levantar el fondo en otras áreas de su vida. Su único trabajo legítimo radica en ella misma”.

.... El paralelo entre el uso de una droga y “amar demasiado” resulta obvio. Para evitar sus propios sentimientos la mujer que ama demasiado literalmente se “inyecta” con un hombre, utilizándolo como una droga de escape. Para que se produzca la recuperación ella debe obtener el apoyo para afirmarse y permitir que vengan los sentimientos dolorosos y al igual que un adicto a la heroína que interrumpe su consumo de golpe es probable que le sobrevenga... el miedo, el dolor y la inquietud, al igual que será enorme la tentación por recurrir a otro hombre como droga hará de su relación con él algo tan negativo como cualquier adicto a una sustancia química.

Algunas características de una mujer que ama demasiado

Cuando nuestra familia niega la realidad, nosotras también comenzamos a negarla, y eso deteriora severamente el desarrollo de nuestras herramientas básicas para vivir la vida y relacionarnos con la gente y las situacion Este deterioro es lo que opera en las mujeres que aman demasiado. NOS VOLVEMOS INCAPACES DE DISCERNIR CUÁNDO ALGO O ALGUIEN NO ES BUENO para nosotras. Las situaciones y la gente que otros evitarían naturalmente por peligrosas, incomodas o perjudiciales NO nos repelen, porque no tenemos manera de evaluarlas en forma realista y AUTOPROTECTORA. NO CONFIAMOS EN NUESTROS SENTIMIENTOS, ni los usamos para guiarnos en cambio nos vemos arrastradas hacia los peligros, intrigas, dramas y desafíos que otras personas con antecedentes más sanos evitarían naturalmente. Y por medio de esa atracción nos dañamos más, porque GRAN PARTE DE AQUELLO HACIA LO CUAL NOS VEMOS ATRAÍDAS ES UNA RÉPLICA DE LO QUE VIVÍMOS MIENTRAS CRECÍAMOS. Volvemos a lastimarnos una y otra vez.
Cuando provenimos de familias en las cuales estuvimos muy solas y aisladas, o bien fuimos rechazadas o sobrecargadas con responsabilidades inapropiadas, nos volvimos excesivamente maternales y altruistas o nos vimos sujetas a un caos peligroso, se nos desarrolló una abrumadora necesidad de controlar a quienes nos rodeaban y a las situaciones en que nos encontremos.

Cuando nadie puede hablar sobre lo que lo afecta... en forma explícita o implícita (se cambia de tema) aprendemos a no creer en nuestras propias percepciones o sentimiento

¿Cómo trabaja el Programa?

Tal vez, hasta ahora, haya sido la suerte o el destino que determinaron cuáles mujeres encontraran el camino y cuales no. Sin embargo, rara vez hemos visto fracasar a una persona que haya seguido conscientemente nuestro programa. Las únicas que no se recuperan son las mujeres que no pueden o no quieren entregarse de lleno a este sencillo programa; generalmente son mujeres incapaces, por su propia naturaleza, de ser honradas consigo mismas. Hay seres desventurados como éstos. No son culpables; por lo que parece, han nacido así. Por su naturaleza, son incapaces de entender y de realizar un modo de vida que exige la más rigurosa honradez. Para éstas las probabilidades de éxito son pocas. Existen también las que sufren graves trastornos emocionales y mentales, aunque muchas de ellas logran recuperarse si tienen capacidad suficiente para ser honradas.

Nuestras historias expresan de un modo general cómo éramos, lo que nos aconteció y cómo somos ahora. Si tú has decidido que quieres lo que nosotras tenemos y estas dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para conseguirlo, entonces estás en condiciones de dar ciertos pasos.

Nosotras nos resistimos a algunos de ellos. Creíamos que podíamos encontrar un camino más fácil y cómodo. Pero no pudimos. Por ello, con todo el ahínco que pueda animarnos, te suplicamos que seas valiente y concienzuda desde el mismísimo comienzo. Algunas de nosotras tratamos de aferrarnos a nuestras viejas ideas y el resultado fue nulo hasta que nos deshicimos de ellas sin reserva.

(La reconocida terapeuta Robin Norwood dice:) “Yo he observado que todas las mujeres que se han recuperado.... han tomado medidas para hacerlo. Mediante un método de tanteo y a menudo sin pautas con qué guiarse, ellas siguieron, a pesar de todo, una y otra vez, el Programa de recuperación... Más aun, en mi experiencia personal y profesional, jamás he visto a una mujer que siguiera estos pasos y no se recuperara, y jamás he visto a una mujer recuperarse sin haber seguido estos pasos. Si esto le parece una garantía pues lo es. Las mujeres que aman demasiado que sigan estos pasos se curarán”.

Recuerda que tratamos con la adicción a las relaciones disfunsionales: ASTUTA, DESCONCERTANTE Y PODEROSA. Sin ayuda resulta demasiado para nosotras. Pero hay uno que tiene todo el poder: Dios. ¡Ojalá lo encuentres!

Las medidas parciales no sirvieron de nada. Estábamos en el punto de cambio. Entregándonos totalmente, le pedimos a Dios su protección y cuidado.

La práctica de este Programa incluye un conjunto de principios, de naturaleza espiritual, que si se practican como una forma de vida, pueden liberar a la mujer de la obsesión por la relación. Para llegar a una vivencia de amor, plena equilibrada y feliz. Estos principios espirituales están contenidos en los Tres Legados que se expresan en los Doce Pasos, Doce Tradiciones y Doce Conceptos.

Algunos de estos Pasos son:

Admitimos que éramos impotentes ante la adicción a las relaciones afectivas, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernab
Llegamos a creer que sólo un Poder Superior podía devolvernos el sano juicio.
Entregamos nuestras vidas y nuestro bienestar al cuidado deDios según lo entendíamos...