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¡Yo soy responsable…
Cuando cualquiera, dondequiera,
Extienda su mano en busca de ayuda, quiero que la mano de A.A.R.A.
Este siempre allí. Y por eso: Yo soy responsable!
Es posible que en nuestra infancia se nos haya enseñado que rezar nuestras oraciones demuestra nuestra devoción a Dios, y que si El está convencido de nuestra sinceridad, nuestros ruegos serán escuchados.
A pesar de nuestra madurez como adultos, cuando pensamos acerca de la oración todavía podemos hacerlo con la misma actitud subyacente.
Pero la oración no es el camino para apaciguar a Dios ni para acceder a Su benevolencia para conseguir lo que deseamos. Nuestro Poder Superior no necesita nuestras oraciones, ni se muestra estafado o desilusionado si no rezamos. No estamos obligados a rezar. La decisión es completamente nuestra.
Cuando rezamos, nos sumimos en lo más profundo de un amor, una sabiduría, una guía y una comprensión mucho más grandes que los que pueden producir nuestras personalidades.
Cuando rezamos, sacamos provecho de la ayuda de un Poder, que puede hacer por nosotros aquello que no podríamos hacer por nuestros propios medios.
Cuando rezamos, si al hacerlo sincronizamos nuestra voluntad con la que el Poder Superior tiene para nosotros, automáticamente nuestras vidas se tornan más manejables y accedemos a una mayor libertad, una mayor serenidad y una mayor paz.
ESTAS MEDITACIONES HAN SIDO TOMADAS DEL LIBRO: “MEDITACIONES PARA MUJERES QUE AMAN DEMASIADO” De ROBIN NORWOOD